Pay Arias de Castro
Fundador y I señor de Espejo, su actividad militar y política se enmarca entre la última década del siglo XIII y el primer tercio del siguiente. Como indica el profesor José Manuel Escobar, llegó a alcanzar un poder e influencia que trascendió con mucho el ámbito local. Hombre avezado en la lucha frontera de su época, alcanzó la dignidad de alcaide del Alcázar de Córdoba, portero mayor del rey en Andalucía, embajador extraordinario ante la Santa Sede, y más tarde, alcalde mayor de la ciudad de Córdoba. Personaje histórico de gran prestigio e influencia al que Espejo debe su renacer en la época bajomedieval.
José de la Vega (1650-1692)
Nacido en Espejo hacia 1650, fue hijo de un rico mercader que, acusado de judaísmo por la Inquisición, hubo de emigrar primero a Amberes y más tarde a Amsterdam, donde podía gozar de la libertad que en su patria chica le negaron. Es autor, José de la Vega, del primer libro escrito sobre bolsa de valores, titulado Confesión de Confesiones (1688), donde el autor traza una imagen fiel de la Bolsa de Amsterdam en el siglo XVII. Esta obra se ha caracterizado por ser la primera en tratar de los negocios y de los métodos de la bolsa y por haber ofrecido, durante mucho tiempo, la mejor descripción de las transacciones sobre títulos y valores. Es su condición de economista la que ha revalorizado su presencia histórica, aunque tampoco hay que olvidar su faceta literaria, pues en el año 1683 había compuesto y editado una colección de novelas a las que puso el título de Rumbos peligrosos, considerados por los críticos entre los más bellos ejemplos de los cuentos españoles de la época. Su muerte se produce hacia 1692, aunque hay quien opina que tiene lugar una año después… Se trata, pues, en palabras de Feliciano Delgado, “de un gran judío de Espejo, andaluz y español, muerto en un exilio incomprensible que ojalá sea irrepetible”.
Tal es la importancia de este espejeño ilustre y universal, que su figura ha sido tema para una tesis doctoral, defendida por José Antonio Torrente Fortuño a finales del año 1979, y publicada un año más tarde bajo el título La Bolsa en José de la Vega. Confusión de Confusiones – Amsterdam, 1688. Madrid, 1980.
Pedro de la Hoz y de la Torre (1800-1865)
Ve la luz por primera vez en Espejo en el año 1800. Fue un destacado defensor de la causa carlista, que prefirió abandonar el ejercicio de la abogacía para dirigir “La Esperanza”, el mejor periódico carlista y el de mayor circulación en España a mediados del siglo XIX (1844-1865). Gracias a su habilidad e inteligencia, supo sortear cualquier tropiezo con los gobiernos liberales de aquellos años. También había desempeñado el cargo de Secretario del Gobierno Civil de León, para el que fue nombrado en 1823; más tarde, el de Juez Conservador de la Imprenta Real y, finalmente, el de Fiscal General de Correos, en 1831.
En Pedro de la Hoz y de la Torre, que fallece en 1865, el legitimismo español tuvo su principal baluarte.
José María Aguilar (1898-1985)
Conocido como el Barítono de la voz de oro, Aguilar ha sido – según su biógrafo Julio Sánchez Luque- uno de los divos más relevantes de la zarzuela española contemporánea, habiendo pisado los más famosos coliseos tanto en España como en toda Hispanoamérica. También actuó junto a Marcos Redondo en Lisboa, donde Aguilar era conocido por el Titta Rufo español.
El Ayuntamiento espejeño exaltó su figura nombrándole Hijo Predilecto en el año 1942 y rotulando una calle con su nombre.
También la Diputación Provincial de Córdoba reconoció su labor artística al considerarlo en 1945 “como uno de los hijos más distinguidos de la provincia”. Su labor artística fue también objeto de reconocimiento público por parte de la Real Academia de Córdoba, en su sesión extraordinaria celebrada el 22 de diciembre de 1977, así como a través de un multitudinario homenaje nacional tributado el 19 de octubre de 1979, en el Gran Teatro de Córdoba. Finalmente, con motivo de la I Semana Lírica Cordobesa, en septiembre de 1986, se le rindió un caluroso homenaje póstumo – junto al pozoalbense Marcos Redondo- de nuevo en el Gran Teatro cordobés.
Con su muerte, ocurrida en el año 1985, desaparecía uno de los divos más relevantes de la zarzuela española.
Diego Palacios Luque (1929-2001)
Nació en Espejo el día 30 de octubre de 1929. En el año 1955 inicia su carrera judicial, que culmina como Presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba y, consecuentemente, como miembro nato del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
Autor de numerosas publicaciones de naturaleza jurídica, el juez Palacios Luque se prodigó en otras actividades académicas y culturales, así como en sus constantes colaboraciones en la prensa diaria.
Desde 1980 a 1985 fue Miembro del Consejo General del Poder Judicial, y en su calidad de Consejero Delegado de Relaciones Externas estuvo presente en diferentes Congresos, en Italia, para estudiar el status de la Justicia en ese país y el funcionamiento del asociacionismo judicial. Fue impulsor del movimiento asociativo en España y cofundador de la Asociación Profesional de la Magistratura de la que resultó elegido presidente en el año 1980. Estuvo en posesión, entre otras condecoraciones, de la Cruz distinguida de San Raimundo de Peñafort y de la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Asimismo fue Académico Numerario de la Real Academia de Córdoba desde 1991.
Con todo, de lo que más orgulloso se siente su pueblo es de su permanente actitud para la divulgación y defensa de lo espejeño en cualesquiera de los muchos foros donde su palabra se dejó sentir. El Ayuntamiento Pleno de su Espejo natal reconoció su labor nombrándole en 1998 Hijo Predilecto de esta Muy Leal Villa, y concediéndole la medalla de oro de la misma… “La locura que siento en lo más profundo de mi alma por Espejo – confiesa emocionado, preso ya de una traidora enfermedad que le arrebataría la vida tres años más tarde –forma parte de mi propio yo, porque es la esencia que ha dado templanza y fortaleza a mi deseo de vivir”.
Rafael Castro (1929-)
Compositor espejeño nacido en 1929 y afincado en Córdoba desde 1944, aunque jamás olvidó sus raíces, su pueblo, a quien una y otra vez acude para dar letra a coplas y pasodobles: “Pueblo de blancas casitas/estás encima de un cerro/con tus mujeres bonitas/aunque no esté a tu verita/yo te llevo en mi recuerdo”. Una dilatada actividad artística caracteriza la labor de este afamado espejeño, pues su pasodoble Soy Cordobés (1966) ha sido la pieza musical que, sin duda, mayor notoriedad ha alcanzado entre los cordobeses de dentro y fuera de nuestra tierra.
Este pasodoble, en palabras de quien fuera alcalde de Córdoba, Herminio Trigo, “es como un himno popular de nuestra ciudad”. Su carrera artística ha sido generosamente colmada de éxitos y premios, así como de una amplia producción discográfica y reconocimientos por parte de las más diversas entidades culturales, peñísticas y semanasanteras cordobesas. Los homenajes a Rafael Castro no han cesado a lo largo de su carrera profesional. De entre todos ellos, conviene singularizar el acuerdo del Consistorio cordobés, en 1992, de rotular una calle con el nombre de “Avda. Compositor Rafael Castro”, que bordea el actual Balcón del Guadalquivir. Ese mismo año, el fundador y director del grupo musical “Los de Sierra Morena”, con el que cosechó numerosos éxitos, fue condecorado también por el Ayuntamiento cordobés con la meritísima Medalla de la Ciudad.
Además de las sevillanas y pasodobles que ha dedicado a su pueblo natal, también acude puntualmente e interviene en cuantos actos es requerida su presencia.
Antonio Porras "El Espejeño" (1945-)
Nacido en Espejo el 20 de abril de 1945, su contacto desde muy joven con el ganado de lidia despertó en él su deseo de dedicarse al toreo. Al crítico taurino cordobés José Luis de Córdoba debemos esta breve pero apretada semblanza de quien luchó por llegar a ser figura de la fiesta nacional.
Su carrera la inicia en el año 1964 , en Orense, donde actuó en una novillada sin picadores. Más tarde, el 4 de mayo de 1969, se presentaría en la plaza de toros de Vista Alegre (Madrid), con reses de José Cobaleda.
Su primera actuación en el coso cordobés tuvo lugar el 27 de septiembre de 1970, con José Luis Galloso y Juan Jiménez El Lagarto… A ello contribuyó el apoyo de otros espejeños en Córdoba, como fue el caso de D. Francisco Reyes Sánchez, que el diestro supo en todo momento agradecer.
Entre los años 1969 y 1971 torea un total de 87 novilladas. Trató de recuperar la suerte del salto de la garrocha, que en numerosas ocasiones practicó con gran destreza.
Toma la alternativa en la plaza de Madrid, el 11 de mayo de 1972, con Andrés Hernando como padrino, y El Marcelino como testigo. Tras el doctorado, actuó en catorce corridas, hasta que fue herido de gravedad – precisamente al dar el salto de la garrocha -, y se retira luego de haber reaparecido el 18 de julio de 1975, en Cáceres, donde cortó tres orejas. Ya no volvió nunca más a vestirse de luces.