Posiblemente nos hallamos – en opinión del profesor Lacort Navarro – ante el lacus o depósito terminal de un acueducto romano, que abastecía de agua a la colonia, en la vertiente norte del cerro donde se asienta Espejo, junto a los centros escolares. En 1981, Juan Bernier, en un recorrido arqueológico por la provincia de Córdoba, nos indicaba lo siguiente: se trata de una construcción [en opus caementicium – mortero romano – ] de forma circular con un diámetro de 35 m; su altura alcanza en el sector norte los 2’10 m, y el grosor de los muros es de 0’65 m en su tercio, y de 0’50 m en la parte inferior y cimentación. Por entonces, ya aparecía destruido por el sector de la parte sur, a causa del camino de circunvalación al pueblo y en la parte oeste, se encuentran varios trozos derrumbados al pie de la construcción.
Lamentablemente, hoy se encuentra en avanzado y progresivo estado de deterioro, en vía de su práctica desaparición.
Miguel Ventura Gracia